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nunca se sabe lo que va a suceder y no hay quien se lo diga.

Nadie es dueño de su espíritu ni lo puede detener porque nadie es dueño de la muerte. Cuando llega la guerra, no puede mandar a otro en su lugar. La maldad que uno hace no lo protegerá.

Me di cuenta de todo esto y pensé mucho en todo lo que pasa bajo el sol. Esto es lo que ví, pensando en todo lo que su semejante hace. Ví que la vida es injusta: mientras que una persona tiene poder sobre otros, los que no tienen poder son perjudicados.

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